Estar frente a la lente de una cámara puede resultar incómodo y hasta intimidante si se trata de la primera vez. Lograr que el modelo en cuestión se sobreponga a esa difícil situación es tarea del fotógrafo que debe apelar a su talento y experiencia. En el resultado final la esencia de la personalidad, el carácter, un estado de ánimo o los gestos característicos de la persona retratada deben quedar impresas en la fotografía.

Todo lo anterior debe fluir en el lapso que dura una sesión, logrando que el cuerpo exprese lo que las palabras no pueden. Por ello un retrato artístico no es tan simple como si de una foto para un documento se tratase. El fotógrafo debe crear complicidad con el modelo, debe inspirar confianza y lograr que la lente se convierta en una confidente por excelencia.